Recomendaciones del Instituto de Patrimonio Cultural de España
Ministerio de Cultura y Deporte ha dirigido a las Comunidades Autónomas, Policía Nacional, Guardia Civil, Unidad Militar de Emergencias (UME) y Protección Civil unas primeras ‘Recomendaciones sobre procedimientos de desinfección en bienes culturales con motivo de la crisis por Covid 19’, elaboradas por el Instituto de Patrimonio Cultural de España (IPCE). El texto advierte de que la utilización de productos corrosivos, como la lejía, el amoniaco y los detergentes, está totalmente contraindicada en conjuntos monumentales, edificios históricos, yacimientos arqueólogicos y objetos.
«En los casos necesarios, y en consonancia con las recomendaciones de las autoridades sanitarias, se podrían utilizar soluciones hidroalcohólicas diluidas o jabones neutros, aplicados siempre con presión controlada y bajo el asesoramiento de un técnico en conservación de bienes culturales», precisa el texto.
El documento recuerda que en esta situación de emergencia, además de la protección de las personas y la sociedad, tambien es necesario considerar el importante papel que el patrimonio cultural representa para la sociedad. «En este sentido ya se están manifestando los principales organismos internacionales, como el ICCROM o el ICOM recordando la importancia social y económica y el valor identitario que representa el patrimonio cultural».
Procedimiento de intervención en bienes culturales muebles
Tras el cierre de todos los centros por el Estado de Alerta, el Ministerio Cultura y Deporte avanza que el riesgo de contaminación de los bienes culturales muebles «es prácticamente nulo» y se recomienda evitar el uso de productos desinfectantes que pueden dañar los materiales.
En cuanto a los espacios que contienen bienes culturales, como museos, archivos o espacios religiosos, desaconseja fumigaciones o pulverizaciones generalizadas, puesto que tras su cierre al público hace ya un mes, la existencia del virus en el ambiente de esos lugares es poco probable.
Se recomienda la limpieza de las superficies como suelos, puertas o manillares que carezcan de valor histórico o artístico con las soluciones desinfectantes comunes propuestas por las autoridades sanitarias, aunque se opta preferentemente por el empleo de etanol disuelto al 70 %.
En los procedimientos de limpieza se incluyen también las superficies exteriores de vitrinas que hayan podido ser tocadas por los visitantes, pero se desaconseja cualquier medida en el espacio interior de vitrinas, ya que su acceso es puntual y solo por el personal especializado de la institución.
Una vez efectuada la desinfección y limpieza, el documento promueve la ventilación de los espacios limpiados para evitar la acumulación de compuestos orgánicos volátiles (COVs) surgidos de la evaporación de las disoluciones desinfectantes.
Procedimiento de intervención en bienes culturales inmuebles
Ante cualquier duda con los procesos de limpieza y desinfección, Cultura alerta a las autoridades de no aplicar ningún tratamiento, ya que se pueden generar daños irreversibles sobre el patrimonio cultural, y urge a consensuar todas las medidas con los profesionales del ámbito de la conservación-restauración.
En el caso de bienes culturales situados en espacios públicos (cascos históricos, plazas públicas, parques o calles), el documento pide que se evite rociar de manera directa los objetos o edificios de valor histórico-artístico.
En el entorno directo de los bienes culturales (a menos de un metro de distancia, como aceras próximas o zócalos de edificios) aconseja preferiblemente el uso de una disolución de etanol disuelto al 70 % en agua proyectada a baja presión. Esta solución desinfectante resulta efectiva frente al virus y a su vez su pulverización resulta menos dañina que la de hipoclorito sódico (lejía) sobre materiales como la piedra, el ladrillo, la madera y el metal.
Los tratamientos desinfectantes también deben evitarse en las proximidades de los bienes culturales policromados (portadas de iglesias o retablos) y se propone como alternativa el vallado perimetral para evitar la aproximación y el contacto directo de las personas.